Pour aller plus loin

← Irma Pelatan

Quintín, pour La Agenda Revista

Quintín, pour La Agenda Revista

El olor a cloro, de Irma Pelatan (Gog & Magog)

Le pedí este libro a Vanina Colagiovanni en el stand de la editorial en la feria del libro, simplemente porque vengo acumulando libros sobre nadadoras. Recuerdo haber leído y comentado en los últimos años al menos otros tres: En el estanque, de Al Alvarez, Som-hi! de Inés Marcó y Bocetos de Natación de Leanne Shapton. Además, nuestro amigo Kiti está nadando sin traje en estos días fríos en Mar del Plata y como nadadores sub-aficionados, Flavia y yo estamos admirados por sus proezas. Pero no sabía nada de El olor a cloro ni de su autora.

Ahora sé bastante poco: que Pelatan nació en 1975 y esta es su primera novela, publicada en 2019 y traducida en 2022 con la ayuda del venerable fondo Victoria Ocampo. El resto se deduce de un libro muy corto y de pequeño formato. Vivió de chica en Firminy, cerca de Saint-Étienne, donde Le Corbusier pensó un complejo que incluía un centro habitacional, un estadio, una iglesia, una casa de la cultura y una pileta. No llegó siquiera a diseñar esta última y, a su muerte, el trabajo quedó a cargo de su discípulo André Wongenscky siguiendo los principios del modulor, un concepto de Le Corbusier sobre la adaptación de los espacios a la dimensión humana media. Allí Pelatan nadó tres veces por semana hasta los 18 años en un ambiente de club de barrio familiar en una alcaldía comunista, donde la natación era un modo de elevación espiritual y un aprendizaje para la vida. La chica que nada no es una atleta profesional ni intenta serlo: las competencias de las que participa no pasan del nivel doméstico.

El olor a cloro no es un libro de memorias, ya que Pelatan habla apenas lateralmente de acontecimientos personales o históricos (apenas sospechamos que era buena estudiante, pero nada sobre sus aspiraciones, sus lecturas, sus romances), sino más bien de sensaciones: básicamente de la relación poética con el agua y con su cuerpo al que le van sucediendo cosas como la menstruación o las vacaciones en el Mediterráneo. Hay capítulos dedicados a describir la sociología de los que concurren a la pileta, de la diferencia entre los bañistas y los nadadores, del pasaje curvo que lleva del vestuario al agua, del secreto recinto desde el que se puede ver el interior de la pileta por unos ojos de buey. De pronto, Pelatan anota que el chico que le sirvió de guía en esa expedición clandestina terminó ahorcado. Ese apunte, que rompe con la ensoñación de la vida en un medio líquido, es característico de un modo de sinceridad sin afectación, de un estilo que cultiva la ensoñación asociada a la blandura del agua pero deja entrar subrepticiamente la dureza de la vida. Hay un pasaje dedicado a los trampolines, al miedo que tuvo cuando se lanzó del más alto y a la necesidad de ocultar su fragilidad.

Pelatan habla del descubrimiento de una voz a la que accede después de muchos minutos de nadar y con la que se queda sola (una variante del « converso con el hombre que siempre va conmigo » de Machado). Y también de que su cuerpo es una entidad de algún modo separada de la conciencia. « Mi cuerpo como un lugar, no, es falso, mi cuerpo como una persona, como una alteridad de la que ignoro el principio, mi cuerpo como un misterio. (…) Cedo el poder, como siempre, dejo que los otros lo gobiernen, que le impongan ritmos, relatos, actitudes. Mi cuerpo no está en mi poder. Yo no soy el centro de mi cuerpo. Y no sé qué hacer con esta especie de disociación. »

Así pasa de lo elusivo a lo explícito, del lirismo acuático a la aridez terrestre, como si el libro naciera de dos humores contrapuestos, de dos escrituras que obedecen a principios distintos. En el medio hay algo así como un trauma, algo de lo que no se habla y que marca el fin de la infancia de la autora, un cataclismo y también un borramiento del que el libro parece un retorno. Hacia el final, Pelatan cuenta que le costó mucho terminar este primer libro, publicado casi a los cincuenta años si no hice mal las cuentas.

Hay libros impecables, impersonalmente personales como podría ser el de Nathalie Léger que comentamos arriba y otros tan personales que se escapan de los parámetros habituales de la literatura. Tengo la impresión de que Pelatan, la nadadora, está en esa periferia estimulante por su frescura (el uso de esta palabra me sugiere asociaciones espantosas, como por ejemplo que el agua climatizada de la pileta no es tan fría), como si todavía se pudiera escribir dese fuera de un aparato literario uniformizador y banalmente competitivo, como si se pudiera nadar por fuera del imaginario deportivo y del cuidado de la salud.

El ambiente contenedor de la pileta y de la infancia que Pelatan evoca y sus inesperadas rupturas me hicieron preguntarme cómo sería esa mujer. Muy especialmente, me sorprendió este pasaje: « Más tarde conocí la obesidad que no es tan terrible como se cree, es sobre todo una lucha contra lo estándar, contra los apoya brazos estrechos, contra la bañadera que no baña nada, contra el pantalón que no cierra. Por lo demás, un poco más de fatiga, un poco menos de agilidad, pero una vida similar, una vida al fin, el placer de las caricias, el ritmo del paso, la caca de la mañana. El cuerpo vive su vida paralela ». No sé si alguna vez leí algo parecido, tan serenamente contrario a lo que la gene dice y escribe. Me dio curiosidad el personaje y encontré en la web esta presentación de su segundo libro, un extraño proyecto basado en cartas a un desconocido, que se llama Lettres à Clipperton. Pueden comprobar por sí mismos que la gorda es realmente simpática.

Retrouvez cette recension sur le site de La Agenda via ce lien : laagenda.buenosaires.gob.ar/contenido/37746-con-una-ayuda-de-mis-amigos

Les Chroniques d’Apolline Elter, Le pavillon de la littérature

Les Chroniques d’Apolline Elter, Le pavillon de la littérature

2 MAI 2023

LETTRES À CLIPPERTON

Lettres à Clipperton

Voici du pain bénit

Pour votre site favori

Et sa rubrique épistolaire du mardi

A Henri-Charles Dahlem, je dis merci

Dont le post sur LinkedIN a aiguisé mon envie

Et la vôtre .. aussi!

C’est un jeu, un défi, une « aventure épistolaire » et ô combien postale, qui pousse et booste Irma Peletan à envoyer des lettres, 135 jours durant, à un destinataire imaginaire, censé résider sur une île déserte,  perdue au fond de l’Océan Pacifique.

Un cher ami, bien inconnu au régiment de l’ïle de la passion as Clipperton.

Une île qui ne compte pas de réginent.

« Une bouteille à la mer à l’envers » envoyée dans un esprit conjoint de solitude et de sollicitude

Par chance, l’île relève de la souveraineté française, possède un code postal  – 98799 – et bénéficie partant d’un affranchissement de lettres au tarif national malgré les 12.800 kms qui séparent l’île, de Condrieu où réside l’épistolière.

Tant qu’à s’imposer un carcan, cette dernière a décidé de ne jamais relire ni retoucher ses missives, au-delà du jour de leur rédaction

Une façon de sonder ses facultés de cohérence, de tenue de ligne, si j’ose dire.

De même, elle arrêtera le jeu quand sera épuisée la mine carbone de son crayon « Ecrit sur tout »

Les feuillets Wenzhou sont légers – le grammage des envois ne peut excéder 20 g –  de longueurs variées et variant au gré des humeurs et des informations personnelles, géographiques, météorologiques, philosophiques et historiques dont la scriptrice habille ses propos

Chemin faisant, lettres postant, la rédactrice sent augmenter son capital d’assurance personnelle, celui d’une complicité aussi amicale que bénéfique envers son de plus en plus cher ami.

Il fallait y penser

Une mine de carbone et de pistes pour vos missives estivales….

A Elter

Lettres à Clipperton – Une aventure épistolaire, Irma Pelatan, recueil, Ed. La Contre-Allée, avril 2022, 224 pp

lepavillondelalitterature.com/les-chroniques-dapolline-elter/lettres-a-clipperton/

Léon Cattan, pour Livres Hebdo

Léon Cattan, pour Livres Hebdo

La dernière sélection du prix Jésus Paradis 2023

Créé par Jesus Borges il y a quatre ans, le prix Jésus Paradis, doté de 700 euros, met à l’honneur les deuxièmes romans. Après un premier tour le 14 décembre, son ultime sélection de l’année, composée de six titres, vient d’être dévoilée. Le nom du lauréat sera rendu public le lundi 27 mars à 19h au bar JesusParadis. Il succèdera à Alain Guiraudierécompensé en 2022 pour Rabalaïre (P.O.L).

Les ouvrages retenus sont :

  • Tibi la blanche – Hadrien Bels – L’Iconoclaste
  • Qui sait – Pauline Delabroy-Allard – Gallimard
  • GPS – Lucie Rico – P.O.L
  • L’Homme qui danse – Victor Jestin – Flammarion
  • Le livre du large et du long – Laura Vazquez – Éditions du Sous-Sol
  • Lettres à Clipperton – Irma Pelatan – La Contre-Allée

Cette année, le jury est composé des auteurs Anna DuboscIsmaël JudeChristophe Pellet et Julien Thèves, des journalistes Anne DiatkineClaude Combet et Jacques Braunstein (rédacteur en chef de Livres Hebdo), du libraire David Cazals, de la scénariste Nadine Lamari, du cinéaste Vincent Dieutre et de l’architecte Soline Nivet.

Le lauréat sera annoncé le 27 mars. 

<em>Lettres à Clipperton</em> d’Irma Pelatan : parmi les 6 derniers livres en lice pour le prix Jesus Paradis

Lettres à Clipperton d’Irma Pelatan : parmi les 6 derniers livres en lice pour le prix Jesus Paradis

La quatrième édition du Prix Jesus Paradis départagera 6 ouvrages encore en lice, pour désigner un lauréat ou une lauréate, puis célébrer son œuvre par une grande fête. Le rendez-vous est donné le 27 mars pour le verdict.

La Viduité

Lettres à Clipperton, une aventure épistolaire Irma Pelatan

Série de lettres à une île déserte, inhabitable, intermède entre deux livres où se déploie une méditation sur la solitude, la capacité à s’inventer un lieu, un écart, une île et son histoire. Dans ce récit épistolaire Irma Pelatan s’invente des contraintes, une lettre par jour, comme pour masquer l’absence de destinataire, pour se plonger dans la grande incertitude de toute œuvre en chantier. Lettres à Clipperton parvient à se faire récit pudique, dévoilement détourné des hantises de l’autrice.

Juste après L’odeur du chloredans ce curieux intervalle d’expectative, de vide et d’incertitude, entre l’envoi, l’acceptation et la publication, d’un livre, nous sommes ravis de retrouver Irma Pelatan. Toujours une note de concret, un intérêt quasi documentaire, soit pour un bâtiment soit pour une île, qui dans les interstices paraît de se deviner, comprendre se construire autrement : « le bonheur de la rencontre fortuite, à l’improbable destination de la bouteille à la mer. » Irma Pelatan nous livre ici une manière de journal, une parole sur soi qui se cherche un destinataire, un esseulement sans doute aussi qui s’invente une complicité, un miroir. L’autrice à la belle idée de figurer Clipperton comme le pot-au-noir, l’endroit d’encalminement par excellence, zone où converge l’absence de vent, l’immobilité. On peut trouver tout de même qu’Irma Pelatan abuse un rien de la métaphore insulaire, de son enfermement, de son existence uniquement comme forclusion. On y reviendra. Clipperton, territoire à l’identité des plus incertaines, à plus de mille kilomètres de la première côte, peuplés uniquement de crabes et de rats, terre appartenant en principe à la France mais posant d’insolubles problèmes légaux. Un superbe endroit où est envoyé un récit dont on ne sait que faire. On aime la manière dont Pelatan en fait un geste de survie, une joyeuse robinsonnade. Un crayon censé écrire sur tout, un couteau pour le tailler : quand il n’en restera rien cette correspondance, vaine en apparence, s’achèvera. L’autrice en souligne le décalage, l’ubiquité délicieuse qui lui permet de tout savoir de cette île, d’en rencontrer d’autres fanatiques, mais aussi par un jeu de soustraction au temps, le ludique anachronisme de récupérer des enveloppes à envoyé par avion, de retrouver un peu de son adolescence, dit-elle, dans les correspondances amoureuses. Il faut souligner la vraie légèreté de ce dispositif. Un humour feutré, dit-elle.

Le projet prendra fin quand les lettres, au bout d’un an et demi, reviendront à leur expéditeur. Elles auront pourtant touché leur but, parler de ce qui arrive au jour le jour, trouver la force de continuer. Voir jusqu’où peut mener une obsession. Peut-être d’ailleurs ne fait-on jamais autre chose : se raconter ce que l’on sait déjà pour que cela trouve une forme, finisse par s’inscrire dans une histoire collective. Le dispositif me paraît alors fonctionné pleinement. La narratrice prétend vouloir économiser son crayon, s’en tenir au poids d’une lettre standard. Le livre se découpe donc en court chapitre, en missive toujours brève. Lettres à Clipperton devient aventure épistolaire dans sa capacité à s’approprier toutes les tentatives, malheureuses, d’occuper ce point aujourd’hui entouré de plastique. Une horrible histoire de colonisation, de folle et meurtrière persévérance. Un bout de territoire inutile, hostile, réclamé par la concupiscence des hommes, le désir de domination des états. Lettre par lettre, avec un joli sens du suspens presque romanesque, Irma Pelatan raconte avec émotion (oserait-on avancer par une vérification vécue ?) la seule tentative d’habitation durable sur l’île. Jeux d’alliances, guerre et conquête, le Mexique devient maître de cette île. Il y envoie un gouverneur, les aléas historiques laissent Clipperton à l’abandon, à l’hasardeuse survie de ceux qui y vivent. La folie (les crabes y auraient des vertus neurotoxiques), le viol et le meurtre, ici comme ailleurs. Utopie un instant d’un matriarcat, difficile survie déjà guetté par le drame. Irma Pelatan s’empare alors assez habilement des pudeurs et des récits filtrants, des traductions, qui seuls restent de cette histoire. Joli matériau de fiction dont elle nous dévoile l’essentiel, à mots peser, par les ellipses de la correspondance. On aime alors cette douceur par laquelle, par détour, l’autrice aborde son sentiment d’enfermement : des pensées pour le gardien de l’hôtel de Shining lui aussi coincé sur une île hostile que l’on pourrait nommer, dans son fou désir de communication, écriture.

Librairie Le Biglemoi (Lille)

Une lettre quotidienne à un hypothétique ami sur une île déserte, tel est le projet d’Irma Pelatan.

Dans ce voyage, on découvre un petit bout de France, on s’interroge. Un bon moment !

Le monde diplomatique

Le monde diplomatique

« La natation comme expérience poétique », un article de Christophe Goby, du 19/11/2021

Extrait :

 » « Et nous étions des nageurs , pas des baigneurs. » Irma Pelatan nageait en piscine au club des dauphins de Firminy dans les années 1970. Elle raconte l’entrée à la piscine à quatre vingt centimes parce que la Mairie est tenue par Théo Vial Massat, un maire et une légende communiste, « La résistance qui tenait la Mairie depuis toujours. » Autrement dit, depuis la libération avec Marcel Combe. Puis Eugène Claudius Petit, ancien des MUR, catholique de tendance anarchiste.
« J’ai beaucoup nagé dans mon enfance, tu sais, car le sport nous tenait lieu de culture, de loisir, de valeur, de lien. » Irma Pelatan se constitue une vraie culture du corps sans savoir que corps et esprit vont de pair. « Je nageais et était née comme une poétique de l’eau. » Elle y cherchait la droiture, la noblesse du sport et une morale aussi au milieu des bassins. Elle mettait sa fierté à réaliser trois jours par semaine ses kilomètres de nage le soir. Avec son entêtement à se déplacer en ligne droite, elle rêvait de mer, d’immensité, d’espace sans limite mais la Loire, ce n’est pas la Méditerranée. « La mer nous habitait et pas n’importe quelle mer : la Méditerranée. »
Et le Corbusier ce n’est pas la liberté non plus. Pourtant la piscine de Firminy qu’on croit de lui est l’oeuvre d’André Wogenscky. « Et nous nagions comme on prie, les chronomètres et les planches comme ostensoirs, comme suppliques au Dieu absent. » « 

Article complet à retrouver ici.

Le petit carré jaune

 » Vous le savez, j’écris au crayon et ne conserve pas de double de lettre à portée de main. Mon texte court donc toujours le risque de l’effacement, de la dissolution. L’écris à chaque fois dans une présent étale, sans autre béquille qu’une mémoire trompeuse et un espoir démesuré. […] Mais au fond je ne sais pas ce je fais. « 

Cher ami,

Inconnu. Résident d’une île,  un atoll perdu. Une lagune de sable.

A peine plus grand qu’un minuscule point.

Une improbable aventure épistolaire tel un mystère, une absence, un temps long, sans réponse, dans l’attente, celle des mots et de ceux qui les écrivent. Le mystère des mots et ce qu’ils disent. Le temps de l’écriture. Le temps d’une longitude et d’une latitude, magnétismes tropicaux perdus au milieu de nulle part, celui du crabe, ou du rat. Nul ne sait.

La force de la mélancolie imaginaire, imaginée, maritime.

Un banc de sable au milieu d’un océan. Aucun habitant à ce qu’il en est dit, écrit, expliquer dans tous les livres de géographie, d’histoire, de sociologie ou de philosophie. Une trace, un point blanc au milieu du Pacifique Nord. Une bouteille à la mer.

Lettres à Clipperton.

Ecrit au crayon de bois bricolage Ecrit sur tout, sur un papier fin, 7 feuillets maximum, 20 grammes, pour éviter le surplus de poids lors de l’envoi postal. 425 enveloppes par avion, une par jour. Un crayon comme un défi. Un crayon de papier, qui au fil des lettres, rétrécit et devient l’objet qui relie, délie, raccorde. La mine est grasse, graphite de charbon, de plomb. Pas de rature ou de relecture. Brut. Et pourtant derrière chaque mot se lit une poésie, un lyrisme, une narration. Celle du mystère. On y revient.

La Passion-Clipperton est un mystère.

Le mystère d’une aventure épistolaire, d’une aventure de mots, d’un cher ami, de celle qui écrit et signe Irma. Des lettres du soir ou du matin. Des lettres, des écritures,  une écriture, un défi pour les gardiens des phares de la poésie. Une lettre comme des devinettes ou des récits, des récifs, des ouragans, des embruns, des voyages, des je pense à vous, des riens ou des tout, des exigences ou des banalités. Des lettres d’une aventure poétique, du voyage mystérieux de l’écriture, d’écrire c’est quoi, écrire c’est qui, écrire c’est où.

Des lettres, un crayon, une feuille.

Et toute l’écriture d’Irma à ce cher ami.

Ce cher ami de Clipperton.

La Passion-Clipperton se résume à des émotions qu’on ne peut exprimer. L’écriture reste ce mystère perdu au milieu du Pacifique, dans les profondeurs vertigineux d’une mine graphite et d‘une fine feuille de papier, de mots. Une nouvelle carte du tendre. Celle de l’écriture. Cellede la Poésie.

Chère Irma,

 » Je pense si terriblement à vous. « 

Lettres à Clipperton

Irma Pelatan

La Contre Allée

Antonin de la Librairie Pied-de-Biche Marque-Page

D’Irma Pelatan, nous sommes déjà à PBMP de grands défenseurs du premier roman : L’odeur de chlore. Nous aimions sa manière fine et forte à la fois de mélanger l’intime et l’histoire, la subtile dramaturgie emmenant le lecteur, sans avoir l’air d’y toucher, vers un climax déroutant.


Toutes ces qualités, on les retrouve dans son second ouvrage, Lettres à Clipperton. Un roman épistolaire très original basé sur une série de contraintes très oulipiennes, dont la principale fut celle de s’adresser à « tout résidant » d’une île (Clipperton, donc) qui ne possède pas d’habitants. Ou plutôt si, elle « possède » beaucoup de monde, cette île, ou plutôt elle les obsède. À commencer par l’autrice elle-même, qui au fil des pages embarque avec elle le lecteur dans une sorte d’obsession dont les motifs sont au début assez nébuleux, comme découpé dans une brume épaisse, qu’Irma Pelatan s’attache à dissiper missive après missive, avec un sens du suspense non négligeable.


En réalité, on oublie vite les contraintes que s’est imposées l’autrice (même si elles valent leur pesant de sable clippertonien – nous n’en dirons pas plus, car c’est une gourmandise de les découvrir dans la postface du livre), pour se laisser prendre dans ce récit à la fois intime et universel de la découverte d’un territoire inhabité et relevant presque du rêve, du fantasme.


Un livre que l’on dévore en quelques jours à peine et qui, comme son précédent ouvrage, délivre bien des surprises.


Ajoutons que le livre est agrémenté d’une série de photos par les artistes Hesse et Rommier, pour lesquelles certains amateurs dont nous faisons partie auraient aimé un plus bel écrin. Oui, le livre aurait peut-être été plus cher avec une impression de meilleure qualité, mais ces photos (et ces artistes) le méritaient sans aucun doute (de même qu’une possible mention en couverture).

Sabine Faulmever

Bonsoir Irma,

Toute la journée, je me suis perdue dans vos mots, ressentant la douce mélancolie aventureuse de Clipperton, d’un voyage d’écriture, d’un défi des mots. J’ai pourchassé le mal de mer, le spleen des grands récits récifs, des ouragans crabes. J’ai cherché sur les mappemondes ce point, minuscule ilot de sable blanc, l’atoll des mystères.

Irma… vous m’avez eu.

Ce n’est pas bien !

Ce n’est pas bien de m’avoir menti sur cette langueur océanique, pacifique, sur ce charme fou de la poésie qui ne se dit. Ce n’est pas bien de m’avoir donné cette envie d’écrire, de vous écrire, de vous dire merci. Merci pour ce voyage aux confins des mots, aux mystères d’écrire c’est quoi, d’écrire c’est qui, d’écrire c’est où.

Je vous en dirai plus d’ici quelques jours. 

Je vous en fais la promesse.

La promesse de vous écrire.

Quelques mots.

Une bafouille.

A bientôt.

Je pense à vous.

Sabine 

(Lettre envoyée ce soir à Irma Pelatan – Merci Sentier de Traverse d’oser les Éditions La Contre Allée, de sortir des grands courants)

Librairie L’Attrape Cœur (Paris 18)

Connaissez-vous l’île de la Passion-Clipperton ? Atoll fermé – un parmi les seulement dix existant sur Terre – situé dans le Pacifique Nord à plus de 1000 kilomètres de la côte mexicaine la plus proche, cette île déserte française fascine par les mystères qui l’habitent et la désolation qui semble en émaner.

Dans un exercice digne des expériences oulipiennes, Irma Pelatan a décidé d’envoyer une lettre par jour à un destinataire inconnu, imaginé, espéré sur l’île de Clipperton. Car oui, bien que désert, l’atoll possède un code postal (98799) ! Du 16 mai au 26 septembre 2017, l’autrice écrit donc des lettres plus ou moins courtes qu’elle glisse dans des enveloppes « par avion » au liseré bleu-blanc-rouge achetées sur Leboncoin. Elle y parle de son quotidien parfois, mais surtout de l’île, de ce qu’elle imagine, de ce qu’elle y projette, et de son histoire qu’elle découvre par bribes.

Elle apprend notamment l’existence d’une colonie mexicaine laissée sans ravitaillement pendant plusieurs années autour de la décennie 1910, alors qu’une révolution faisait rage sur le continent. Dans la folie de la solitude insulaire, un homme s’autoproclama Roi de Clipperton et fit vivre un enfer aux femmes présentes sur l’île.

Elle découvre également la vie non humaine qui se développe autour du lagon d’eau douce (le seul au monde !), sur les quelques 1,7 km² de terre émergée : les fous masqués qui cohabitent avec les milliers de crabes terrestres, qui ont eux-mêmes été décimés par l’arrivée des rats, introduits sur l’île lors d’un naufrage dans les années 2000.

Fascinant, n’est-ce pas ?

Cette aventure épistolaire est une véritable rêverie littéraire qui invite au voyage, à l’évasion, à la découverte, à la curiosité. C’est un livre qui vous habitera et qui vous poussera à ouvrir votre moteur de recherche pour y glaner toutes les images que vous pourrez trouver de l’île, afin d’imaginer le correspondant de l’autrice flânant au milieu des crabes et des cocotiers…

Froggy’s delight

Voilà un ouvrage qui fait preuve d’une grande originalité, édité par une maison d’édition que je découvre au fil des lectures que l’on me propose et je constate qu’elle nous propose des ouvrages toujours très soignés.

Cet ouvrage, c’est le projet un peu fou d’une auteure que je ne connaissais pas, qu’elle décrit par des mots simples. Ce projet, c’est pour elle une sorte de bouteille à la mer à l’envers, vers l’île déserte. Un projet qui reprendrait les contraintes de l’épistolaire : écrire chaque jour, renoncer à corriger le texte une fois le jour écoulé, adressé ledit texte daté et localisé à une personne choisie et enfin le confier à l’efficience des services postaux.

Du 16 mai au 26 septembre 2017, Irma Pelatan a donc écrit et posté quotidiennement une lettre à destination de « tout résident, 98799 La Passion-Clipperton », une île aujourd’hui déserte, néanmoins pourvue d’un code postal. Pendant 134 jours, s’adressant à un Cher ami dont elle ne sait rien, l’auteure va livre au lecteur le feuilleton d’une intrigue romanesque où se mêlent l’histoire saisissante d’une île du Pacifique et l’intime secret d’une mémoire enfouie.

C’est donc un ouvrage surprenant, très agréable à lire, très bien écrit, original dans la forme et dans le contenu. Un ouvrage qui a une histoire aussi que l’auteure nous explique en fin d’ouvrage, lié à un premier manuscrit de livre envoyé qui ne fut pas retenu mais qui fit naitre l’idée de ce projet.

L’ouvrage est aussi accompagné d’un cahier photographique de 11 clichés qui accompagne la postface de l’auteure, portant un regard artistique sur le livre, une interprétation véritablement libre qui met en scène des éléments provenant de l’île ayant servi au travail mené par Irma Pelatan.

Alors évidemment, la qualité du livre tient dans son originalité mais il est aussi intéressant de découvrir un lieu peu connu qui appartient au territoire français, à savoir Clipperton, cet atoll d’un peu moins de 2 kilomètre carré qui possède quand même un code postal. L’objet est très littéraire avec une volonté d’une écriture nostalgique dans laquelle naviguent différents sentiments.

Et puis il y a ce « Cher ami » à qui elle s’adresse, encore une belle idée de l’auteure qui évolue au fil des pages, un être que l’auteure semble découvrir au fil des pages, un peu en même temps que le lecteur. L’ouvrage propose une réflexion sur l’écriture et l’imaginaire vraiment intéressante.

A lire ici sur la page web.

Cultur’elle

« Pourtant, je le sais, je le sais de cette certitude écrasante et sans faille qui parfois vous assaille au mitan de la nuit, je sais que quelque chose, quelqu’un sur Clipperton attend, a besoin, de ces lettres. Au milieu du sommeil le plus étale, cette attente impérieuse soudain m’envahit, me réveille en sursaut, me tiraille. » 

C’est un projet bien étrange que celui de ce roman : après avoir trouvé un paquet d’enveloppes « Par Avion », Irma décide d’écrire une lettre par jour à « tout habitant sur l’île de Clipperton ». Clipperton ? Un atoll inhabité du pacifique. 

Des lettres sans destinataires, donc, mais on se prend très vite au jeu, à la fois des confidences, mais aussi de l’intérêt de l’autrice pour l’île, qui est ici à la fois utopie et support de tous les fantasmes, permettant à l’envi le déploiement de l’imaginaire. 

C’est, finalement, un voyage immobile vers soi, que je vous conseille si vous aimez les curiosités !

Lettres à Clipperton
Irma PELATAN
La Contre-Allée, 2022.

A lire sur le site ici.

Librairie Les Vinzelles (Volvic)

« Lorsqu’on s’adresse à une île déserte, au fond, les potentialités dans la destination sont extrêmes. Mais n’intellectualisons pas trop, voulez-vous ? Laissons-nous plutôt aller au bonheur de la rencontre fortuite, à l’improbable destination de la bouteille à la mer.J’ai tant de choses à vous dire.Cela fait plusieurs mois déjà que je pense à vous écrire, que je cherche sans cesse votre nom, que j’épuise les bibliographies pour tenter de vous approcher, de vous saisir.L’existence si particulière de l’île ne quitte plus mes pensées. »

« Cher ami » est le destinataire de ces lettres, donc de ce coup de coeur de lecture.

Après « L’odeur de chlore », où elle contait et voyait son corps se faire femme, et un ordre du monde où il fallait s’efforcer, construire, Irma Pelatan revient avec un livre étonnant, à l’imaginaire épistolaire et insulaire qui nous emporte dans un beau voyage oulipien, via des enveloppes « par avion » qu’elle a en sa possession, vers une île déserte.

Située à 13 000 kilomètres de Paris, à 6 000 de Tahiti et à près d’un millier de kilomètres de Mexico, l’île de La Passion-Clipperton voit flotter le drapeau tricolore en haut d’un mât installé sur l’îlot. Ce territoire de seulement 1,7 km2, en forme de beignet avec en son centre un lagon d’eau douce croupissante, est un atoll inhabité mais qui bénéficie tout de même d’un code postal.

Irma Pelatan s’inspire du « PPP » : Projet Poétique Planétaire de Jacques Jouet, un envoi quotidien d’un poème à un parfait inconnu. Elle décide d’adresser ses courriers à « Tout résident, 98799 La Passion-Clipperton ». Bel exercice de style, qui crée un monde pour s’évader du réel, en quelques lettres timbrées, comme ce très étonnant projet, fou et documenté.

Chaque lettre est adressée à ce « Cher ami » inconnu mais porteur d’envies de mots, et chaque lettre surprend et étonne. Ce n’est pas un journal intime, mais pourtant. Il libère. Il révèle une histoire, intime et frontale comme tout message dans une bouteille jetée chaque jour à la mer, et il révèle aussi, sans détournement, l’histoire de Clipperton.

Voyager intimement par les mots, quel délice, quelle évasion, quelle belle tangente, quelles belles lettres grâce aux Editions La Contre Allée. On lit, on savoure, on se délecte de chaque lettre, on se déleste aussi de tout ce qui pèse, on s’envole car cette aventure épistolaire est si belle, si créative et révélatrice, aussi, que ça donne envie de continuer pour devenir soi-même une île de liberté.

Voulez-vous venir lire pour ensuite écrire avec moi à ce livre ?

« Cher ami, …